MONICIÓN DE ENTRADA
Damos un paso más en esta celebración del XXV Aniversario de la Beatificación en este mes de febrero. Nos reunimos como familia carismática en torno al día 6, fecha significativa para nosotros desde aquel 6 de octubre de 1996, en que nuestra M. Fundadora fue beatificada.
En este mes vamos a mirar a sus orígenes, su nacimiento y primeros años de su vida con su familia, su orfandad y la necesaria partida a Barcelona con su madrina, con las posibilidades que ello le abrió. También a su proceso vocacional y el inicio de la Congregación en aquella primera escuelita de Ripoll.
Vamos a recordar también cada uno de nosotros nuestros primeros pasos en esta familia carismática, los inicios de nuestra vocación y cómo vamos respondiendo al Señor que nos llama cada día.
CANTO: (Buscamos un canto que hable de llamada, de vocación, de seguimiento…)
ESCUCHAMOS TU PALABRA
Hacemos silencio en nuestro interior y disponemos nuestro corazón para escuchar y acoger la Palabra de Dios, esa Palabra que iluminó la vida de María Ana desde sus comienzos y que fue la luz en los caminos que fue recorriendo fiel a las llamadas del Señor.
Jesús decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él. (Mc. 1, 14-20)
(Dejamos unos momentos de silencio)
RECORDAMOS…
María Ana, como cada uno de nosotros, sintió un día que el Señor “pasaba” junto a ella, junto a su casa, junto a su parroquia en la que acudía para ayudar a los necesitados. Pero posiblemente le sintió más cercano, y sintió su llamada cuando estaba con las niñas más pobres que no tenían posibilidad de educación, de una escuela…
Por eso, al conocer a María e Isabel, dos hermanas capuchinas exclaustradas, que buscaban medios para abrir una escuela para estas niñas, descubrió que era ahí donde Dios la llamaba. Que era la respuesta a sus plegarias. Por eso “dejando a su tía, sus medios de vida, sus posibilidades de un futuro acomodado” igual que los apóstoles dejaron a su padre y las redes, se va a Ripoll en medio de muchas dificultades e inicia un camino concreto de vivir su vocación.
Poco a poco va viendo más claro el tipo de vida religiosa al que Dios la llama, el estilo de educación para las niñas que espera de ella. Con la fuerza del carisma que recibe del Espíritu convoca y admite nuevas hermanas, abre nuevas escuelas… y, cuando las cosas se complican en Cataluña…
Se abre camino en Madrid. Hoy los numerosos colegios y tareas educativas en las que hermanas y laicos de su familia, en misión compartida, estamos comprometidos, nos indican cómo la fuerza de Dios se va abriendo paso y en cada momento y lugar nos impulsa a ser fieles a nuestra vocación y dar una respuesta según su voluntad a los que nos necesitan.
En la homilía de la beatificación, Juan Pablo II decía de ella:
La alegoría de la viña nos habla del amor entrañable de Dios por sus hijos. A este amor supo responder generosamente la madre María Ana Mogas Fontcuberta y dar así abundantes frutos. Ella, renunciando a una posición social acomodada, forjó, junto al sagrario y a la cruz, su espiritualidad inspirada en el Corazón de Cristo y basada en la entrega a Dios y al prójimo con «amor y sacrificio». Fiel al ideal franciscano, mostró preferencia por los pobres, la capacidad de perdonar y olvidar las ingratitudes e injurias, así como la dedicación a los enfermos y a los que padecían alguna carencia. De ese modo respondió a la llamada del Señor a trabajar en su viña, con un estilo tan auténtico, que su santidad no impedía que fuera tan jovial.
Recordamos este acontecimiento y profundizamos en la vocación educadora de María Ana escuchando los testimonios Montserrat Bosch, hermana de la comunidad de Barcelona y de Elisabet Olivé, laica, educadora y directora de nuestro colegio de Barcelona. Las dos se han desplazado hasta Granollers, para grabar su testimonio en el Hostal donde María Ana nació.
REAVIVAMOS Y RESPONDEMOS AL DON RECIBIDO
Todos nosotros queremos, como ella ser fieles a la vocación recibida. Como padres, madres, hermanas, profesores, misioneros… todos somos de alguna forma educadores y evangelizadores. Convencidos de que educar en la fe es el camino que queremos hacer con María Ana pedimos al Señor nos guíe y acompañe.
Mural del objetivo del año
Te presentamos Señor este cartel. Como cada año, nos unimos en familia para recordar y reavivar en nosotros la vivencia de uno de los valores vividos de forma extraordinaria por María Ana. Este año nuestro, en nuestros colegios y en toda la familia, hemos asumido el compromiso personal con la fraternidad, nos hace decir y vivir el lema: “Cuenta conmigo”. Ayúdanos Señor a estar disponibles para ayudar a los demás, tratándolos siempre como hermanos y hermanas y haciendo así que nuestra familia sea cada dio más fraterna.
Respondemos: Ayúdanos Señor, a permanecer unidos en tu amor
Racimo de uvas, u otro fruto disponible:
Imposible dar frutos sin estar unido a la rama; tampoco nosotros sin estar unidos a los hermanos, sin estar unidos a Dios. Este racimo ( o la que se haya elegido) expresa nuestro compromiso de vivir la unión en el Espíritu protegiendo la vida, superando los conflictos y dando buenos frutos de amor fraterno.
Respondemos:
Ayúdanos Señor, a permanecer unidos en tu amor
Corazón
María Ana nos invita a mirar con el corazón, a ver más allá de las apariencias y descubrir el rostro de Dios en los “próximos” y en los “lejanos”. Escuchar con el corazón el clamor de los que sufren y sentir la voz de Dios que nos llama. Que cuenta con cada uno nosotros para ser testimonio de su presencia, en la familia, grupo o comunidad. Hoy como ayer se necesitan corazones que digan SI para renovar el mundo.
Respondemos: Danos Señor, un corazón que te diga Si cada día.
Teléfono
La pandemia del COVID, mostró los límites de nuestro progreso; el virus contagia, se transforma y arrasa, sin distinción. Nos descubrimos todos pobres, todos necesitados de los otros. Y el teléfono se convirtió en instrumento de cercanía fraterna. Transmitimos y recibimos saludos, noticias, oraciones y hasta tendemos las manos a través del aire para que llegue como signo de encuentro y amistad.
Respondemos: Gracias Señor, porque nos animas a crecer en fraternidad.
Según la comunidad o grupo que celebre se pueden añadir más peticiones o símbolos, cambiar estos, etc. También introducir los cantos que se vean oportunos.
ORACION FINAL
Rezamos juntos esta oracion que os invitamos a rezar cada día hasta el 6 de octubre
Padre nuestro, Señor de la vida,
Hoy como ayer, acudimos a ti
como familia comprometida con el legado de María Ana.
Queremos seguir haciendo camino de encuentro en la fe,
compartiendo la esperanza de paz, bien y justicia para todos
y siendo en cada lugar, misioneros de un amor sin fronteras.
Te lo pedimos por mediación de la Beata Maria Ana,
madre y maestra de caridad verdadera. Amén