El día 8 de septiembre celebramos litúrgicamente la Natividad de María y, en Argentina, unimos la celebración de la Jornada de la Vida Consagrada. Es un día donde somos invitados a la gratitud y a la oración por todos aquellos cristianos que han sido llamados a una vida de especial consagración.
Para nosotros religiosos/as es una invitación a reconocer con gozo el don de la vocación recibida en la Iglesia y a resignificar con creatividad fiel el testimonio del Evangelio encarnado que queremos ofrecer al mundo. Estamos llamados a ser profecía de la Misericordia en nuestras comunidades y cercanos al pueblo, en este tiempo que atraviesa nuestra Patria, donde descubrimos carencias, fragilidades, heridas y angustias que duelen y claman.
En medio de todo lo que sucede y nos pasa volvemos los ojos a Jesús, a quien seguimos y le pedimos que nos conceda la gracia de la radicalidad evangélica siendo profetas de misericordia y esperanza. En diversas ocasiones el Papa Francisco nos ha recordado que la llamada a la radicalidad evangélica no es sólo de los consagrados, sino que es propia de todos los bautizados.
Deseamos que como Vida Consagrada en Argentina nunca renunciemos a la profecía; pero no profetas de desventuras, sino profetas que saben revestirse de Jesucristo y que saben permanecer despiertos, vigilantes, comprometidos, afectados por la realidad y la historia que nos circunda y que entretejemos para transformarla desde el sueño del Dios de la Vida.
Dios nos regala, si estamos abiertos a su Palabra y a la acción de su Espíritu, la capacidad de observar la historia en la que vivimos, leer los signos de los tiempos y de interpretar los acontecimientos a la luz de su proyecto.
Con María contemplamos lo que vive el pueblo con quien caminamos, desciframos sus gozos-dolores-esperanzas, pero lo queremos ver con ojos de fe, con entrañas de misericordia y llenos de estremecimiento.
Tantas veces consideramos que comprendemos correctamente la realidad desde nuestras perspectivas y en cambio corremos el riesgo de leerla al revés. Hay intereses para mostrar que las cosas funcionan, solamente, determinadas por la economía de mercado, reguladas por las finanzas y las especulaciones, dominadas por los poderosos de turno. Allí podemos descubrir y anunciar-denunciar, como María en su Magníficat, que el Señor derriba a los poderosos de su trono y eleva a los humildes, colmando de bienes a los hambrientos y despidiendo a los ricos con las manos vacías.
La verdadera profecía nace de Dios, de la amistad con Él, de la escucha atenta de su Palabra en las diversas circunstancias de la historia. La Vida Consagrada en Argentina deja arder en su corazón la pasión por Cristo y por los hermanos, sobre todo por los más pobres e indefensos, porque sabe que Dios mismo está de su parte.
Junto con la vocación profética está, de modo inseparable, la vivencia y experiencia de la Misericordia de Dios. Anunciamos, testimoniamos y ofrecemos la misericordia porque fuimos, en primer lugar, alcanzados por ella. En definitiva, esta es la misión grande que se nos encomienda, pero misión que es sencillamente dar a los otros lo que nosotros recibimos gratuitamente de Dios.
Pedimos la gracia que este tesoro de la Misericordia de Dios que llevamos en vasijas de barro, con nuestras debilidades y pobrezas, lo podamos participar con una entrega cristalina, coherente, creíble y alegre.
Que tanta Misericordia que habita, marca y sella la historia, nuestra propia historia y la historia de nuestro pueblo sea motivo para una renovada esperanza y para seguir siendo cauces de vida plena y abundante para todos y todas.
Que seamos profetas de misericordia-esperanza y profecía del amor de Dios que se nos ha manifestado en Jesucristo, el primer consagrado al Padre, y lo sigamos en su forma de vida con sus gestos inconfundibles, llenos de caridad, compasión y ternura.
Que la Virgen María, mujer que contempla el Misterio de Dios en el mundo y en la historia, mujer diligente que ayuda con prontitud a los otros, y modelo de discípulo-misionero, acompañe siempre a todos nuestros hermanos y hermanas de la Vida Consagrada y a toda la Iglesia peregrina en nuestra tierra argentina.
JUNTA DIRECTIVA NACIONAL Y SECRETARIADO DE CONFAR